Las articulaciones son los puntos de unión entre los huesos y desarrollan una actividad fundamental en el sistema óseo, pues permiten la movilidad y flexibilidad del cuerpo. Pese a que la función de todas las articulaciones es proporcionar movilidad, existen distintos tipos de ellas cuyo rango de movimiento es variable. Otra función importante de las articulaciones, es reducir la fricción entre los huesos.
La presencia de poros en los huesos es una afección que daña a los huesos y está provocada por la disminución del tejido que lo forma, tanto de las proteínas que constituyen su matriz o estructura como de las sales minerales de calcio que contiene. Como consecuencia de ello, el hueso es menos resistente y más frágil de lo normal, tiene menos resistencia a las caídas y se rompe con relativa facilidad tras un traumatismo, produciéndose fracturas o microfracturas. La densidad mineral de los huesos se mide mediante una prueba médica que se llama densitometría ósea.
Esta afección se produce sobre todo en mujeres posmenopáusicas debido a la disminución de la producción de estrógenos por los ovarios y otras carencias hormonales. Otros factores que aumentan el riesgo son la deficiencia de calcio, el consumo de tabaco, alcohol y la vida sedentaria. La práctica de ejercicio físico y un aporte extra de calcio antes y después de la menopausia favorecen el mantenimiento óseo.